EL RAPTE EN EL SERRALLO de Mozart






(Imatges del film Amadeus)

NOTES AL VOLTANT D'AQUESTA ÒPERA

En 1781, con 26 años de edad, Mozart se hallaba recién radicado en Viena en casa de la familia Weber (cuya hija Constanze luego sería su esposa).


El joven compositor se encontraba así liberado de la opresora tutela del arzobispo Colloredo de Salzburgo y también del fuerte control que sobre él aún quería ejercer su padre Leopold.

A la fecha Mozart contaba ya a su haber con una producción de una docena de óperas. De ellas solamente una –“Idomeneo, Rey de Creta”- se ubica hoy en un nivel similar o comparable al de las grandes óperas que a partir de este momento Mozart compondría.

La historia de “El rapto en el serrallo” puede darse por iniciada cuando en Londres, en 1769, se presentó una opereta titulada “La cautiva” que trataba de la prisión y posterior liberación de una europea en un harem. El argumento de esa obra fue tomado por el poeta alemán Christoph Friedrich Bretzner para la redacción del libreto de una ópera titulada “Belmonte y Constanza”, que compondría el hoy olvidado Johann André.

Establecido en Viena, Mozart recibió el encargo de parte del Emperador José II de componer una nueva ópera. El tema para ésta, confiado al libretista Gottlieb Stephanie, intendente del Teatro de la Opera de Viena, fue tomado casi textual de aquella ópera “Belmonte y Constanza”, que al tratar asuntos de ambientación exótica accedía al gusto de aquella época por las llamadas “turquerías”, esto es comicidades y enredos musicales dentro de un marco de acción oriental, extravagante y caprichoso.

Recordemos que la ambientación turca marca un importante hito en la historia de la ópera. El mismo Mozart ya la había empleado en “Zaide”. Joseph Haydn, también había recurrido a esta temática en “L’incontro improvisso”. Gioacchino Rossini, por su parte, alcanzaría grandes logros con “El turco en Italia” y “La italiana en Argel”. Décadas más tarde, la temática oriental y del exotismo no sería abandonada, surgiendo títulos operísticos hoy tan famosos como “Lakmé” de Leo Delibes, “Los pescadores de perlas” de Georges Bizet, la misma “Aida” de Giusepe Verdi y “Madama Butterfly” y “Turandot” de Puccini.

Con el libreto escrito por Stephanie, intensamente estudiado y enmendado, Mozart inició la composición de “El rapto en el serrallo”, tardando casi un año en completar la partitura. A esta tardanza contribuyeron continuas postergaciones de la fecha de estreno, el cual aconteció finalmente en Viena, el 16 de junio de 1782, días antes del matrimonio de Wofgang Amadeus con Constanze Weber.

“El rapto en el serrallo” fue todo un éxito, llegando a representarse centenares de veces en el período de nueve años que separan aquel estreno con la muerte de Mozart, acaecida en 1791. Con esta ópera Mozart se consolidó como gran compositor de óperas, iniciándose luego la serie de sus más grandes creaciones para el género: “Las bodas de Fígaro”, “Don Giovanni”, “Cossi fan tutte” y “La flauta mágica”.

A partir de “El rapto en el serrallo” se echan las bases de la ópera auténticamente alemana, la cual seguiría fortaleciéndose con “La flauta mágica” del mismo Mozart, “El cazador furtivo” de Carl Maria von Weber, “Fidelio” de Beethoven, y los posteriores grandes aportes de Richard Wagner y Richard Strauss.

En “El rapto en el serrallo” Mozart derrocha por primera vez todo su genio e ingenio, buscando recursos nuevos, con un original sentido de la estructura lírica, con distintas expresiones musicales según las condiciones sociales y humanas de los personajes. También por primera vez, en la producción mozartiana se tiene un colorido orquestal diferente, al agregar al recurso sonoro instrumentos como triángulo, trompas, flautines y platillos, logrando efectos exóticos y orientalizantes, absolutamente propios de las referidas “turquerías”

Con respecto al estreno de “El rapto en el serrallo”, famosa es la anécdota que cuenta que tras esa primera representación el Emperador felicitó al compositor señalándole: “Demasiado hermosa la ópera para nuestros oídos, pero en realidad demasiadas notas, mi querido Mozart”. Ante esta acotación, y seguro de haber entregado una obra genial, Mozart se limitó a responderle: “Exactamente cuantas notas eran necesarias, mi señor”

Para muchos, la palabra “Serrallo” suena familiar sólo por el título de esta ópera mozartiana, pero ignorando con toda seguridad su real significado. Señálese que “Serrallo” viene del italiano “Serraglio”, vocablo derivado de la acepción turca “Seráil”. Con esta palabra, que significa residencia o palacio, se denomina el lugar en que los mahometanos tenían a sus mujeres. Sinónimo de “Serrallo” podría ser, pues, el término “Harem”.

ARGUMENTO


“El rapto en el serrallo” se desarrolla en tres actos a mediados del siglo 17, en los dominios del Pashá Selim, en Turquía.

Previo comienzo de la ópera misma ha de saberse lo siguiente:

Constanza, una joven noble española, su sirvienta inglesa Blonde y Pedrillo, el enamorado de ésta, han sido capturados por piratas y puestos a la venta en un mercado de esclavos. Pero la fortuna les fue favorable, pues los tres fueron comprados por el Pashá Selim, un español de buena familia y cristiano de nacimiento, aunque ahora mahometano. Una carta escrita por Pedrillo ha logrado llegar a manos de Belmonte, el novio de Constanza, que ha pasado meses sufriendo la ausencia de su amada. Belmonte decide embarcarse hasta Turquía y raptar a los cautivos.

Acto primero

En el exterior de un gran palacio junto al mar, Belmonte se pregunta si se tratará del palacio del Pachá Selim y si en su interior se hallará su cautiva amada Constanza.

El guardián Osmín no da respuesta alguna, pero cuando Belmonte cita el nombre de Pedrillo, que está también cautivo al servicio del pachá, Osmín declara que lo odia. Belmonte se va y aparece Pedrillo, ante el desprecio del guardián.

Se va ahora Osmín y vuelve Belmonte, encuentra a Pedrillo (antiguo criado suyo y ahora jardinero del pachá) y sabe por él que Constanza le ha sido fiel.

Belmonte decide entonces presentarse como un eminente arquitecto que podría trabajar para el pachá.

Aparece en escena el pachá con su sequito. Trata de cortejar a Constanza, pero ella declara que ama a otro. El pachá acepta los pretendidos servicios de Belmonte y Osmín no pierde oportunidad de expresar su enemistad hacia Belmonte y Pedrillo.

Acto segundo

En el jardín, Blonde canta su anhelo por encontrar un tierno amor.

Después que el pachá ha intentado de nuevo cortejar a Constanza, ésta lamenta su triste destino y su disposición a hacer frente a todo.

Blonde piensa en su liberación, mientras que Pedrillo señala sus propósitos de hacer dormir a Osmín, poniendo un somnífero en el vino que le va a ofrecer. Este lo bebe a pesar de sentir la prohibición divina, cayendo dormido en muy poco tiempo.

Unidos los cuatro amantes - Belmonte y Constanza, Pedrillo y Blonde – los dos hombres preguntan a sus amadas si les han sido fieles. Ellas, muy enojadas, les hacen darse cuenta de su injusta sospecha y la escena termina con una afirmación del amor de todos ellos.

Acto tercero

Es medianoche. Belmonte y Pedrillo están punto de poner en acción su plan de fuga. Como señal convenida para advertir a las damas, Pedrillo canta la serenata oriental “En tierra de moros". Pero Osmín, que se despierta, interrumpe el intento, rechaza el soborno que le propone Belmonte, arresta a las dos parejas y se proclama triunfante.

El pachá Selim conoce ahora quién es Belmonte, un hijo de su gran enemigo. Por tal razón condena a los cuatro cautivos a ser torturados. Belmonte y Constanza expresan su lógica angustia. Pero entonces reaparece el pachá y anuncia que no quiere seguir el ejemplo del padre de Belmonte, por lo que deja en libertad a los cautivos.

Los cuatro dan las gracias a Selim por su magnanimidad, en tanto que Osmín se les une repitiendo, ahora sin sentido, las amenazas que había proferido contra su odiado Pedrillo. Salvo Osmín todos los personajes muestran su regocijo, cerrando así la opera.